Seguro que quieres tener una piel impecable y perfecta siempre, pero debes saber que no a todas las personas nos sirve la misma estrategia para conseguirlo. ¿A qué se debe esto? El tipo de piel marcará la línea a seguir para mantener una serie de cuidados y utilizar productos específicos. Lo primero a tener en cuenta, es que hay diferentes tipos de piel, y conocer la tuya es el primer paso para crear una rutina de belleza adecuada.
¿Tienes una piel normal, seca, grasa, mixta o sensible? Si no tienes un problema dermatológico, seguro que la tuya encaja con alguna de estas opciones.
Cómo saber si tu piel es normal, grasa o seca
Para identificar tu tipo de piel, debes prestar atención a una serie de aspectos. Si tu piel no suele tener granos ni irritarse o enrojecerse, y los poros son pequeños, entonces está equilibrada y es una piel normal, ni muy seca, ni muy grasa. Tienes una piel que acepta casi todos los principios activos que se utilizan en los productos de belleza y de cuidado de la piel, por lo que comprar los más adecuados no será complicado para ti.
Si tu piel es grasa, los poros son grandes, hay imperfecciones en la piel y la sensación grasosa permanece a lo largo del día. Además, las pieles grasas son más propensas a la aparición de granos o acné. Respetar una buena rutina de limpieza diaria con productos específicos es fundamental para este tipo de pieles.
Por otro lado, puedes tener una piel seca si tu piel es más áspera, está tensa o escamosa. La descamación y la aparición de arrugas o líneas de expresión es común en las pieles grasas. En estos casos, el uso de productos con acción hidratante es fundamental.
¿Y si tienes una piel mixta?
Si has llegado hasta aquí, y todavía tienes dudas de qué tipo de piel tienes, entonces quizás tu piel sea mixta. Las pieles mixtas se caracterizan por sufrir problemas tanto de piel grasa y seca, o alguna de ellas con una piel normal. Puedes tener una sensación de piel grasa en la zona T (frente, nariz y barbilla), pero tener el resto de piel equilibrada o seca, por ejemplo.
Pieles sensibles o con problemas dermatológicos
Además de los tipos de piel más comunes, también puedes tener una piel sensible o con alguna afección. La piel sensible suele estar irritada, roja o con algún bulto. Se ruboriza con excesiva facilidad ante diferentes principios activos, a factores ambientales o al uso de determinados productos cosméticos. Prestar especial atención a llevar una serie de cuidados concretos es clave para prevenir todos estos síntomas.
En cuanto a las pieles con problemas dermatológicos, es muy habitual encontrar pieles rosáceas, acné, dermatitis, eccemas, irritaciones, etc., que requieren de tratamientos más específicos.
Conocer el tipo de piel qué tienes te ayudará a determinar la rutina de belleza que tu piel necesita, así como el tipo de productos que puedes utilizar en ella y que serán más efectivos para mantenerla sana y cuidada.
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